La isla de Fuerteventura cuenta con un rico y variado Patrimonio Monumental que se extiende por toda su geografía. Este patrimonio es una muestra de la riqueza cultural e histórica de la isla, que ha sido habitada por diversas culturas a lo largo de los siglos.
Entre los monumentos más destacados de Fuerteventura se encuentran los restos arqueológicos prehispánicos, como los yacimientos de los antiguos poblados aborígenes, que atestiguan la presencia de los antiguos habitantes de la isla. También se pueden encontrar en la isla algunas construcciones religiosas, como iglesias y ermitas, que datan de la época colonial y reflejan la influencia española en la isla.
Además, Fuerteventura cuenta con fortificaciones y edificios civiles que fueron construidos para defender la isla de los ataques de los piratas que acechaban en la zona. Estas construcciones defensivas incluyen fortalezas, torres y baterías, que se encuentran en lugares estratégicos de la costa.
Por otro lado, algunos pueblos de la isla, como Betancuria, La Oliva o Antigua, conservan importantes ejemplos de arquitectura popular canaria, que incluyen casas de piedra y adobe, patios y fuentes públicas, y que reflejan la vida cotidiana de los habitantes de la isla a lo largo de los siglos.
En resumen, el Patrimonio Monumental de Fuerteventura es una muestra de la riqueza cultural e histórica de la isla, que ha sido moldeada por las diversas culturas que han habitado la isla a lo largo de los siglos. Los monumentos prehispánicos, religiosos, defensivos y populares son una muestra impresionante de la habilidad y la creatividad de las culturas que han habitado la isla, y son un testimonio de su legado histórico y cultural.
Fuerteventura, es conocida por su belleza natural, pero también es un lugar rico en historia y patrimonio cultural. Una de las características más destacadas de la isla son sus fortificaciones, que se construyeron durante los siglos XVI y XVII para defenderse de los ataques de los piratas berberiscos y otros invasores.
Estas fortificaciones incluyen torres de vigilancia costeras, como la Torre del Tostón, situada en el norte de la isla, que ofrece vistas impresionantes del océano Atlántico y sus alrededores. Otras fortificaciones notables incluyen el Fuerte de Caleta de Fuste, construido en el siglo XVIII, y el Castillo de El Cotillo, construido en el siglo XVII.
Además de su función defensiva, estas fortificaciones también han sido testigos de importantes eventos históricos y culturales, y han sido testigos de la evolución de la sociedad y la cultura de Fuerteventura a lo largo del tiempo.
Hoy en día, muchas de estas fortificaciones se han restaurado y se han convertido en atracciones turísticas populares, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de explorar la historia de la isla y experimentar vistas espectaculares. Si estás interesado en la historia y la arquitectura, no puedes perderte la oportunidad de visitar las fortificaciones de Fuerteventura.
Tal es su importancia que el 22 de abril de 1940 fue declarado Monumento Histórico Artístico.
Declarado Monumento Histórico Artístico el 22 de abril de 1949.se trata de una torre-fortaleza que parece ser de los comienzos del siglo XV...
Fuerteventura es una isla con una rica historia y cultura que se puede apreciar en sus construcciones religiosas. Desde antiguas ermitas hasta majestuosas iglesias, estos edificios son una muestra del legado de la fe en la isla.
Las construcciones religiosas de Fuerteventura son una muestra del rico patrimonio cultural e histórico de la isla. Desde las antiguas ermitas hasta las majestuosas iglesias, estos edificios son lugares de culto y oración para las comunidades locales y un testimonio de la influencia de la religión en la isla.
Las construcciones religiosas más antiguas de Fuerteventura se remontan a los primeros años de la conquista española en el siglo XV. En ese momento, la religión católica se estableció como la religión oficial de la isla y comenzaron a construirse las primeras ermitas. Las ermitas se construyeron mayormente a principios del siglo XVIII, y fueron los propios lugareños los que llevaban a cabo las obras, de ahí que presenten una apariencia sencilla, y podamos ver que fueron realizados con materiales pobres.
Estas construcciones suelen componerse por una nave central rectangular con una sección constructiva adosada a un lateral a modo de sacristía. Veremos que en algunas de ellas las esquinas se muestran adornadas con cantería. Los techos, realizados a dos aguas, suelen ser de madera cubierta con adobe, y en algunos casos también con teja. En sus interiores normalmente veremos un pequeño púlpito, un retablo, diferentes cuadros religiosos y una pila bautismal.
Con el tiempo, las ermitas se convirtieron en iglesias más grandes y elaboradas. Las iglesias se fueron levantando según se iban desarrollando los diferentes núcleos de población en Fuerteventura, y por su nivel de riqueza denotan la situación económica por la que, en algún momento de su historia, atravesaron los pueblos en los que están ubicadas.
Muchas de las iglesias han tenido que ser reconstruidas, bien porque fueron afectadas por incendios, bien por ataques piratas, o simplemente para llevar a cabo una ampliación de la misma. Cada una de las iglesias cuenta con características propias y diferenciadoras.
Fuerteventura es una isla de gran belleza natural y rica historia, que cuenta con numerosos edificios residenciales históricos que son una muestra del pasado de la isla. Estas construcciones han sido testigos de la evolución de Fuerteventura y son un reflejo de las diferentes épocas por las que ha pasado la isla.
Los edificios residenciales históricos de Fuerteventura se caracterizan por su arquitectura tradicional, con paredes de piedra, techos de tejas y ventanas de madera. Muchas de estas construcciones datan de los siglos XVII y XVIII, y se encuentran en buen estado de conservación, por lo que son un atractivo turístico para los visitantes interesados en la historia y la cultura de la isla.
Entre los edificios residenciales más destacados de Fuerteventura se encuentran las casas señoriales, que eran las residencias de las familias más adineradas de la isla. Estas casas suelen tener grandes patios interiores, jardines y balcones con vistas al mar. Algunas de las casas señoriales más famosas de Fuerteventura son la Casa de los Coroneles en La Oliva y la Casa Mane en Betancuria.
También es destacable la presencia de las típicas casas de labranza o tradicional, construcciones modestas destinadas a los campesinos y agricultores que poblaron la isla. Estas casas suelen estar construidas con materiales naturales y sencillos, y tienen una distribución pensada para aprovechar al máximo la luz y el aire. Muchas de ellas se han conservado y adaptado a las nuevas necesidades, convirtiéndose en casas rurales o en restaurantes.
La vivienda popular de Fuerteventura destaca por su integración en el paisaje y la adaptación a las condiciones climáticas y geográficas, que incluye la presencia de fuertes vientos y la falta de agua generalizada. El emplazamiento de estas viviendas estaba determinado por la situación del aljibe y la procedencia del viento.
El acabado original de piedra fue evolucionando dando lugar a la aparición de franjas blancas (blanqueo a bigote) en bordes de puertas y ventanas hasta la introducción del encalado blanco, de gran calidad plástica.
Los mejores ejemplos de arquitectura popular son los rurales, en los que se ha conservado el esquema sin apenas variantes: la planta tiene forma de cuadrilátero, dentro del cual otro cuadrado central forma el patio al que se abren las habitaciones, no comunicadas entre sí, y que irán aumentando según las posibilidades y necesidades.
Inicialmente se construía con piedra seca, luego se pasó a construir con piedras aglutinadas en barro, más tarde con mortero de cal, y posteriormente con bloques de arena volcánica y cemento. Los techos solína ser a dos aguas realizados con pírganos, espino o ramas de bobos, y ya posteriormente se usaron listones y tablas de madera de tea para la estructura interior, siendo las cubiertas de torta, una mezcla de arcilla y paja de trigo. Los muros externamente presentaban un aspecto rugoso sobre los cuales se superponían las capas de cal.
Las viviendas estaban localizadas principalmente cerca de donde se realizaba la actividad productiva o comercial, y generalmente eran orientadas hacia el Sureste. Los espacios más importantes de las viviendas solían ser la cocina y el aljibe. Las cocinas además se utilizaban también como dormitorio y como sala de reunión, de ahí su gran importancia. Para la construcción de los aljibes se aprovechaba algún pequeño declive en el terreno, y cuando se agotaba el agua del aljibe se recurría a los pozos.
Las casas señoriales destacan por su arquitectura, su valor cultural y su importancia histórica. Estas casas fueron construidas durante la época colonial y reflejan la riqueza y el poder de los antiguos propietarios de la isla.
Las casas señoriales de Fuerteventura se caracterizan por su imponente tamaño, su fachada ornamentada y su distribución interior, que incluye grandes patios, escaleras majestuosas y amplias habitaciones. Muchas de estas casas tienen una arquitectura influenciada por la época barroca y renacentista, con detalles como balcones de hierro forjado, techos de madera tallada y molduras ornamentales.
Además de su belleza arquitectónica, las casas señoriales de Fuerteventura tienen una gran importancia histórica y cultural. Muchas de ellas están vinculadas a la historia de la isla, ya sea por ser la residencia de alguna familia poderosa, por haber sido construidas en un momento histórico determinado o por su relevancia en el patrimonio cultural de la región.
De clara influencia colonial portuguesa, andaluza y castellana, pertenecian al poder señorial, eclesiástico y administrativo (Betancuria, Antigua, Pájara), militar (Casa de Los Coroneles en La Oliva) y, posteriormente, agrario (Tuineje, Antigua, Tetir, Casillas).
En definitiva, las casas señoriales son un testimonio vivo de la historia y la cultura de Fuerteventura, y su preservación y restauración es esencial para garantizar su conservación para las generaciones futuras.
Se trata de edificaciones que pos su posición, uso u origen tienen un carácter diferenciado: Cementerios, faros y almacenajes (Cillas y Taros) Tenerías, Tahonas, Molinos, Hornos de Cal y Salinas
Los primeros cementerios municipales comienzan a surgir a partir del siglo XIX, que hasta la actualidad suman un total de doce cementerios. Principalmente estas construcciones se conformaban por tapias de piedra y cal rematadas a veces por pequeñas estructuras piramidales, de planta rectangular y una capilla al fondo. Están fuera de este tipo los cementerios neoclásicos de Puerto del Rosario y Pájara y los de reciente construcción.
Los cuatro faros existentes desde comienzos de siglo, los faros de Lobos, El Tostón y Punta de Jandía son faros de planta cuadrada con patio central y torre en un lateral. El faro de la Entallada en Tuineje es especial por su tipología y los trabajos de acabado que muestra, éste faro tiene una consideración especial dentro del conjunto de faros de las Islas Canarias, por sus características arquitectónicas. En la actualidad los puertos de Morro Jable y Puerto del Rosario también disponen de nuevos faros.
Las Cillas son edificaciones donde la Iglesia almacenaba aquellos productos que recogía fruto de los diezmos y las cosechas propias. La Cilla de la Oliva es la única que actualmente se conserva en buen estado, si bien en las localidades de Tetir y Tiscamanita también existieron construcciones de este tipo.
Los Taros eran construcciones asociadas a la vida doméstica y con fines agropecuarios. Estaban realizados en piedra, barro y cal. Son de planta circular de tres a cinco metros de diámetro y una altura de seis metros según tenga una o dos plantas. En la actualidad quedan en pie seis Taros: en Lajares, Ampuyenta, Pájara y Ampuyenta.
Las Tenerías constituyen un conjunto formado por varias dependencias y estanques para las distintas fases del proceso de curtido de la piel.
Las tahonas derivaron de los molinos de mano, son construcciones adosadas a las viviendas de los campesinos y unidas a la actividad agrícola. Estas construcciones son los precursores de los molinos y se conocen desde principios del siglo XVIII. Su funcionamiento se basaba en un camello que se enganchaba a una pieza que accionaba el mecanismo de muelas, cojinetes, husillos, etc.; el grano se introducía por la tolva. Solían ser de planta rectangular, elaborados con muros de piedra, barro y cal, y los techos a una o dos aguas. De este tipo de construcciones aún se conservan un número elevado.
Los molinos también forman parte del paisaje típico de Fuerteventura, éstos eran de gran importancia para moler el grano. Los molinos surgen en sustitución de las tahonas, distinguiéndose dos tipos de molinos:
Los Hornos de Cal, aparecen en el siglo XVII originada por la explotación de la cal, la cual era utilizada para blanquear, para la construcción de viviendas, y para la depuración del agua de lluvia. Los tipos de horno y materiales varían según el horno sea de carbón o de leña. Los hornos de leña, que son más pequeños, suelen ser circulares, mientras que los de carbón suelen ser de planta rectangular y de mayores dimensiones, pudiendo alcanzar más de 10 metros de altura. Es de destacar el horno de Rosa de la Arena en Puerto del Rosario.
Las salinas son construcciones realizadas con el objetivo de obtener sal a través de la evaporación del agua del mar mediante la acción del sol. Hoy en día las salinas del Carmen son el único testimonio de las salinas que queda en Fuerteventura, han sido restauradas y tienen un gran interés histórico, paisajístico, aquitectónico y cultural.
El faro de Punta Martiño está situado sobre una colina en el extremo noreste del islote de Lobos.
Situado en el municipio de Tuineje, a unos 6 kilómetros del pueblo de Las Playitas, el faro de la Entallada es un edificio muy peculiar construido en 1.953, y es único en todo Canarias.
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