La oliva es el municipio ubicado más al norte de Fuerteventura, y al que pertenece la Isla de Lobos, un paraje protegido. Su población es de cerca de 22.000 habitantes. Es un municipio que sólo linda con el término municipal de Puerto del Rosario, lo demás con el Océano Atlántico. Tiene una extensión de 356,13 km² y su altitud es de 219 metros sobre el nivel del mar.
En La Oliva encontrarás magníficos museos, incontables monumentos naturales, pequeñas ermitas e iglesias y un pedazo de historia en cada uno de sus rincones, además de, por supuesto, unas magníficas playas a las que acompaña durante todo el año un clima de ensueño: 21ºC de media anual. Cuenta con una oferta hotelera de primer nivel, dado que es en este municipio donde se encuentran algunas de las localidades más populares de la isla: Corralejo y El Cotillo.
Los principales núcleos poblacionales son Corralejo (16.974 habitantes), Lajares (1.781 habitantes), Villaverde (1.714 habitantes) y La Oliva, capital municipal, (1.295 habitantes) (INE 2015).
La Oliva cuenta con dos parajes naturales destacados, el de las Dunas de Corralejo y el de la Isla de Lobos.
Parece haber sido esta población la sede del antiguo reino prehispánico de Maxorata. Su poblamiento occidental es de los más antiguos, pues data de principios del siglo XIV.
El creciente número de habitantes reclama la edificación de una ermita y la asistencia de un capellán, un fraile del convento de Betancuria, al que se le levanta una pequeña casa.
Pese a ello, pierde importancia hasta el siglo XVIII en que recupera su perdido esplendor. En 1708 ya tiene ayuda de parroquia, consiguiendo su autonomía parroquial en abril de 1711.
Un hecho trascendental para La Oliva fue el haber sido elegida residencia permanente de los coroneles, del Regimiento de Milicias, con facultades de Gobernador de las Armas, con dependencia del Capitán General y no del Señor Territorial. En sus manos recayeron facultades civiles también, que perdieron al ser disuelto el Regimiento en el siglo XIX. Sin esta institución, familiarmente muy cerrada con matrimonios dentro de la misma familia, comenzó La Oliva a ceder importancia en favor de Puerto Cabras, que obtendría la capitalidad insular.
Como municipio adquiere su independencia en 1812.
Supone todo el sector norte de Fuerteventura, limitando al sur únicamente con el municipio de Puerto del Rosario. La linde dibuja una línea casi recta, desde la Caleta del Buen Pobre en la costa oriental, subiendo hasta el Pico de la Muda (689 mts.), para llegar a la costa occidental en la Playa de la Mujer.
A la variedad de materiales geológicos presentes, se une la diversidad que ofrece el relieve. En el occidente del municipio, asoman materiales correspondientes al Complejo Basal, rocas sobre las que se construiría la isla. Amplias rampas, de suave pendiente, glacis, descienden desde los relieves del interior hacia el mar, terminando en una costa acantilada. Descubierta y aislada por la erosión queda el impresionante pitón sálico de la Montaña de Tindaya.
En la parte central del término, presenta amplios llanos, y es donde se localiza la capital municipal. Algunos conos, incluso recientes, como la Montaña de la Arena, con su malpaís, destacan en el paisaje.
Al este se encuentran amplios valles en 'U', caso del de Vallebrón, separados por cuchillos y morros. Aparecen también una serie de conos. Sin embargo, es todo el área norteña la recubierta por emisiones recientes (Holoceno), surgidas a partir de varios centros de emisión, que se prolongan hasta la isla de Lobos. El jable, movido por el viento, cubre amplias extensiones desde El Cotillo hasta Corralejo, formando un extenso campo de dunas. La costa aquí se presenta baja y con amplias playas.
Abierto claramente a la influencia de los alisios y de la brisa marina, la ausencia de relieves importantes determina unas características climáticasO de temperaturas suaves y escasas precipitaciones. Sin embargo, la torrencialidad de éstas y las condiciones del terreno, favorecen la presencia ocasional de áreas encharcadas en la zona central.
Algunos reducidos espacios de tarajales y, sobre todo, la vegetación colonizadora de los malpaíses, mayormente el tabaibal, y del jable, suponen en buena medida el paisaje vegetal.
La actividad económica del municipio de La Oliva se basa en el turismo, la pesca y la ganadería.
El turismo se encuentra al norte, en las playas de Corralejo y la zona dunar; ha habido intentos de potenciar turísticamente otros puntos, tales como El Cotillo, Tabeto y El Jablito, con diferente fortuna.
La pesca se sitúa en Corralejo y El Cotillo, lugares de gran tradición, aunque haya descendido en el primero a causa de la dedicación al turismo.
La ganadería, singularmente la caprina, cobra especial relieve en este municipio, que no tiene rival en la isla en cuanto a número de cabezas de ganado.
La agricultura se limita a pequeños espacios ya que el jable, las zonas desérticas y las montañosas ocupan la mayor superficie. Apenas existe el regadío, en Vallebrón por ejemplo, estando la producción de secano en franco retroceso. Existen, sin embargo, enarenados y algunas gavias junto a los caseríos.
La actividad pastoril, dominante en otras épocas, conserva aún muchos elementos que guardan interés etnográfico. Del pasado cerealista del municipio se conservan molinas y molinos.
La pesca, en Corralejo y El Cotilla, es asímismo otra actividad tradicional. Precisamente en esta localidad se celebra la Fiesta de Ntra. Sra. del Buen Viaje, finales de agosto, que un año recibe la visita de S. Martín de Porres, residente en El Roque y al siguiente sucede al contrario.
Cuentos y leyendas de brujas giran en torno a una montaña que incluso se llega a considerar mágica: Tindaya. Precisamente en la localidad de este nombre se trabaja la cerámica siguiendo las técnicas tradicionales. Asimismo, aquí se encuentran trabajos de palma. Los calados constituyen otra labor artes anal presente en el municipio. Los productos de la tierra y el mar, son los más representativos de la gastronomía local: quesos y pescados.
Como yacimientos arqueológicos destacan los petroglifos de Tindaya, en una zona con numerosos restos, construcciones, cuevas de habitación y funerarias y los restos de un conchero. Parece que esta montaña fue un lugar de culto de los aborígenes.
La Casa de los Coroneles es un edificio de especial relieve. Constituida por dos plantas, con fachada principal rematada por especies de torres almenadas, tiene un amplio portalón coronado por el escudo heráldico de la estirpe Cabrera, primeros propietarios de la mansión.
El templo parroquial, bajo la advocación de la Virgen de Candelaria, es uno de los más amplios de la isla, en el que se guardan algunas pinturas de interés.
El Castillo del Tostón, en El Cotilla, y el monumento a Unamuno en Tindaya son también puntos dignos de mención.
El Parque Natural de Corralejo e Isla de Lobos, añade a su interés paisajístico y geomorfológico la singularidad de su flora y fauna, tanto en las extensas áreas de jable, como en la pequeña isla del noreste majorero.
El Malpaís de la Arena es otro Paraje Natural que reúne un cono volcánico y parte de su correspondiente malpaís.
El Paraje Natural de la Montaña de Tindaya, intenta proteger este pitón volcánico, que añade el interés de ser un importante yacimiento arqueológico.
Al sur, ya en el limite municipal, Vallebrón es una muestra de un característico y amplio valle en 'U', limitado por una serie de morros y cuchillos, con interesantes endemismos vegetales, y que constituyen un espacio protegido. Todo el amplio malpaís de Bayuyo o Mascona y el litoral occidental, al norte y al sur del Cotilla, suponen áreas de gran valor ecológico.
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