El Paisaje Protegido de Malpaís Grande es un área natural protegida ubicada en la isla de Fuerteventura. Esta zona protegida abarca un total de 1.719 hectáreas y se encuentra en la costa oeste de la isla.
El nombre "Malpaís Grande" se refiere a una zona de paisaje volcánico que se formó a partir de erupciones volcánicas históricas en la isla. Este paisaje está compuesto por rocas volcánicas, acantilados y playas de arena negra, y es hogar de una rica diversidad de flora y fauna, incluyendo especies endémicas de la isla.
El Paisaje Protegido de Malpaís Grande se estableció en 1987 con el objetivo de preservar y proteger el valor natural y cultural de la zona. Los visitantes pueden disfrutar de una gran variedad de actividades en este lugar, como senderismo, observación de aves, paseos en bicicleta y deportes acuáticos.
Es importante destacar que al visitar el Paisaje Protegido de Malpaís Grande se deben respetar las normas establecidas para garantizar la protección y conservación de este valioso patrimonio natural.
El campo de lavas del Malpaís Grande es un paisaje representativo de llanuras, caracterizado por la presencia de coladas de lava que se derramaron por el barranco de Pozo Negro. Este fenómeno de construcción del relieve ha desarticulado la estructura anterior del territorio y se ha renovado por nuevas emisiones volcánicas, dando lugar a un paisaje volcánico espectacular.
Entre los hornitos de malpaís del Malpaís Grande se han encontrado restos fósiles de la Puffinus holei, una pardela que se alimentaba de los aborígenes de la zona y que se extinguió en la actualidad. Este hallazgo dota a este paisaje de gran valor paleontológico.
Además, los restos aborígenes de La Atalayita, incluyendo estructuras ganaderas y habitaciones, confieren a este monumento natural un alto valor arqueológico. Estos restos evidencian la presencia de poblaciones aborígenes en la zona antes de la llegada de los colonizadores europeos y su influencia en el paisaje y la cultura local.
En resumen, el Paisaje Protegido de Malpaís Grande es una zona única y de gran valor natural, paleontológico y arqueológico, que nos muestra la historia geológica y humana de la isla de Fuerteventura.
En el Paisaje Protegido de Malpaís Grande, es posible encontrar diversas especies de reptiles, tales como la Gallotia atlantica (Lagarto gigante de La Gomera), el Tarentola angustimentalis (Perinquén de las Canarias) y el Chalcides simonyi (Lisneja Majorera). Asimismo, hay una variedad de aves que anidan en la zona, incluyendo el Neophron percnopterus majorensis (Guirre Majorero), la Buteo buteo insularum (Águila ratonera canaria), el Falco tinnunculus dacotiae (Cernícalo de Fuerteventura) y el Falco pelegrinoides (Halcón de Berbería).
Otras aves comunes en el área incluyen la Calonectris diomedea (Pardela Cenicienta), el Cursorius cursor (Corredor o Engaña muchachos), el Burhinus oedicnemus insularum (Alcaraván de Fuerteventura), la Tyto alba (Lechuza común), el Apupa epops (Abubilla), la Saxicola dacotiae (Tarabilla Canaria), la Sylvia conspicillata orbitalis (Curruca Tomillera), el Lanius ex cubitor (Alcaudón Real) y el Bucanetes githagineus (Camachuelo Trompetero o Pispo).
En el Paisaje Protegido de Malpaís Grande, podemos encontrar una variedad de especies de flora que se adaptan a las condiciones extremas de la zona. En el cono de la Caldera de los Arrabales, por ejemplo, se encuentra el tabaibal dulce (Euphorbia balsamifera), acompañado por arbustos y matos espinosos como el espino (Lycium intricatum) y los salados (Salsola vermiculata).
En la colada lávica de la Caldera de la Laguna y en el comienzo del Malpaís de la Mata o de La Pierna, podemos encontrar el tabaibal amargo (Euphorbia regis-jubae) acompañado de otras especies como aulagas (Launaea arborescens), corazoncillos (Lotus lancerottensis) y lengua de vaca (Echium bonnetii).
Además, en el Paisaje Protegido de Malpaís Grande, se encuentran otras especies de flora como la patilla o pata de perro (Aizoon canariense), la barrilla (Mesembryanthemun crystallinum), el cosco (Mesembryanthemun nodiflorum), el saladillo (Atriplex glauca), la algohuera (Chenoleoides tomentosa) y la mata o salado (Suaeda vermiculata). Todas estas especies han desarrollado adaptaciones para sobrevivir en este ambiente inhóspito y son parte fundamental del ecosistema del área protegida.
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